Os proponemos coger unas mulas, llenar las alforjas de chocolate, queso, pan y chorizo, cambiar vuestros zapatos por alpargatas, echar un fusil por si tuviéramos que defendernos de algún animal salvaje, y veniros con nosotros…Estamos a viernes 1 de Agosto de 1913… ¡Nos vamos con Legendre, Buñuel y Unamuno a conocer Las Hurdes, lejos del mundo bullanguero!
“La tierra de Las Hurdes es hija de dolores, de afanes, de sudores, de angustias, de esos heroicos españoles a quienes se les llamaba salvajes. Difícilmente se encontrará otra comarca, más a propósito para estudiar geografía viva y dinámica”.
Maurice Legendre, (1878 – 1955 ) intelectual e hispanista francés, implicado personal y profesionalmente en la protección y defensa de los hurdanos; con su obra, “Las Hurdes, estudio de geografía humana”, denunció el abandono histórico de esta comarca (a ella dedicó su tesis doctoral).
Miguel de Unamuno, ( 1864 – 1936 ) escritor y filósofo español de la generación del 98. Amigo personal de Legendre; gran importancia jugó en el desarrollo de esta región con su cuaderno de viaje. Para él, Las Hurdes fueron unas tierras en las que no existía progreso, pero sí naturaleza, esfuerzo, tranquilidad y trabajo.
Destacada notoriedad tuvieron ambos sobre este territorio, con inmenso respeto lo visitaron y describieron, sin humillaciones.
Y si hablamos de relevancia, como no nombrar al “famosísimo” Buñuel (1900- 1983 cineasta español), ¡claro que sí! Pero fijaros en la diferencia. Sugestivo comentario de Buñuel: “Nuestro presupuesto era modesto, pero por fortuna se correspondía con las escasas pretensiones de esta pobre gente. El pueblo de Martilandrán, que es uno de los más miserables, se puso a nuestra disposición a cambio de dos cabras que abatimos y asamos y de veinte panes de gran tamaño que el pueblo comió colectivamente, en el transcurso de un almuerzo dirigido por el alcalde, quizás el más hambriento de todos”. Pobre Buñuel, cuanto miró, pero que poco vio.
Contra esto Unamuno dijo: “Venancio, un fondista de Béjar nos proveyó de provisiones “miren ustedes que allí la gente no come, no hay nada ¡ni pan!; sin embargo nosotros en nuestros cinco días hurdanos no tuvimos que tocar las provisiones, ¡pues no!, la gente come, y quien allá va, puede comer también”
Refiriéndose al hurdano, también discreparon en algo: Buñuel, entre otros calificativos utilizó: colección de enfermos y tarados, gente salvaje, niños de rostros oscuros, no hablan, ladran… Unamuno, sin embargo se refiere al hurdano diciendo: hablan castellano, y lo hablan muy bien, gente noble e inteligente. “una de las cosas que más me ha llamado la atención en las Hurdes es la cantidad de niños preciosos, sonrosados, de ojillos vivarachos…
Gran diferencia entre ambos. ¿Quizás era que Buñuel tenía cierta atracción por lo grotesco y lo sucio, o quizás quiso utilizar la película como mera propaganda política? Nos quedamos mejor con Unamuno y Legendre, y en ellos nos centraremos.
En 1913, partieron, acompañados de Ignacio Hoyos, una influencia a tener en cuenta debido a que éste era natural del pueblo salmantino de la Alberca, enfrentado desde tiempo pretéritos con Las Hurdes.
Tras pasar por El Casar, llegaron a Pinofranqueado, “un buen pueblo, sin nada de la ridícula leyenda del salvajismo hurdano”.
Tras tres horas y media de camino, llegaron a las Erias, allí dice que se sentaron a contemplar el cielo limpísimo. “casi todo el pueblo nos rodeó, niños, mozos y viejos”. A bastantes cretinos peligrosos que atacaban con piedras, vio Buñuel.
Se quejan de la triste y dura tierra que les ha caído en suerte, pero no la abandonan, no. Se apegan a ella. Curiosa comparación que hace con que suele quererse más no al hijo más hermoso y afortunado sino al más desvalido y desgraciado.
En Erías durmieron y al amanecer partieron hacia Horcajo (donde se encuentran nuestras casas rurales en las Hurdes) ¡estupendo panorama! Dijo al entrar en el pueblo. Mucho llamaron la atención de Unamuno los salientes de las casucas llenos de flores. Versión buñuelesca: “gente enferma en estos raros balcones de Las Hurdes”.
Desde Horcajo, pasaron al Gasco, por una imponente cuesta; en lo alto, respirando a todo pulmón contemplaron el Volcán. En el pueblo bajaron al río a darse un baño, en un agua clara, humorosa y soleada, ¡no las hay mejores en el mundo entero! Buñuel, vio el agua repugnante y sucia. De nuevo Tertulias con los vecinos.
Desde El Gasco, pasando por la alquería de Martilandrán, fueron a Nuñomoral, y de allí, se fueron a tomar un refrigerio y una siesta a Casares. Su siguiente visita fue a las Hurdes Altas, desde Río Malo de Arriba a Las Mestas, haciendo un alto en Ladrillar; más tertulias.
Pasaron por El Cabezo, una cama limpia les esperaba, y de aquí partieron a Las Mestas “un encantador pueblecillo, todo él engastado entre frescas y verdes arboledas”. Pasaron por el valle de Las Batuecas “un jardín botánico”, y salieron a La Alberca y luego a Peña Francia.
El 15 de septiembre de 1913, Juan Pérez Martín (secretario de Pinofranqueado), les mandó una carta dándoles las gracias por los artículos del Imparcial, que resultaron una verdadera campaña para llamar la atención de los poderes públicos hacia esta pobre y aislada comarca. En ella, les mandaba el nombramiento de socios de “La Esperanza de Las Hurdes”.
Elegante forma la de Unamuno y Legendre de preocuparse por una zona deprimida de montaña, de difícil acceso. No tuvieron que despeñar a ninguna cabra, ni enseñar bocas desmejoradas, ni disparar a ningún burro para simular que era devorado por las abejas.
Inteligentes fueron al decir que “en nuestras correrías por recovecos de España, hemos cruzado poblados no mucho mejores que los de las Hurdes”.
Intuitivos fueron al decir: “guardamos en nuestras retinas el recuerdo de aquel aire de libertad que se respiraba en las cumbres hurdanas y de aquella majestad de indigencia laboriosa”.
¡Claro que nos quedamos con Unamuno y Legendre! La vida es dura, muy dura, entre otras cosas, faltan alimentos y medicinas, ¡por supuesto! No olvidemos que estamos en 1913. Pero esas aguas cristalinas, esos cielos limpísimos, esas tertulias con los hospitalarios lugareños, esas encantadoras aldeas…
Ha triunfado la mirada ilustrada y experta sobre la denigratoria, provocativa y exaltada.
ideal e interente, enhorabuena.. yo tambien me quedo con la mirada ilustrada..siempre!
Tierra hermosa y acogedora como pocas las Hurdes, desde Turiex nos declaramos enamorados de ellas y no nos cansamos de volver a visitarlas y como no de recomendarlas.
Gracias amigos